
Me senté a pensar en como ahora que surge el medio que más ha ayudado a la difusión de la cultura (Internet), se le criminaliza. Hace poco salió un estudio de que a pesar de todo la gente sigue comprando CDs, DVDs, Libros, etc. Sigue yendo a conciertos y los días del espectador sigue habiendo espectadores. Porque es cierto que Internet ha ampliado nuestros horizontes, y por supuesto que ha golpeado a las multinacionales, pero también nos ha hecho mucho más selectivos. El fan, el freak, el melómano, el cinéfilo, el lector, etc. es constante y sabe reconocer el trabajo bien hecho (no como algunos que se hacen reyes del pollo frito y quieren vivir de eso toda la vida). Cuando vemos algo que es excelente lo reconocemos y nos gusta recompensarlo, así compramos ediciones originales de DVDs que ya tenemos en nuestro disco duro, libros que podemos encontrar en formato e-book, discos que queremos poseer como originales, o como yo hace poco, compras cómics en ediciones especiales en tapa dura.
Fuera de lo económico me dí cuenta lo que seguramente perderiamos a medio plazo si siguen castrando esa fuente de cultura. Perderiamos la posibilidad de encontrarnos en un futuro con una generación de creativos que han bebido de más fuentes de las que ninguna generación anterior tuvo la posibilidad de tener. Nos congraciamos de grandes escritores (Asimov, Dick, Süskind, Joyce), Cineastas (Welles, Hitchcock, Coppola, Lynch), Actores y Actrices (Newman, Brando, Hepburn, Streep), Músicos (Mercury, Hendrix, Fitzgerald, King) y un largo etc en millones de campos. Pero imaginaros los subsiguientes creadores que podrían encontrar obras de todos los antes mencionados. Sería increible.
Con todas estas referencias en mi cabeza, surgió un concepto que uno de mis autores favoritos (en el mundo del cómic) quiere reflejar en su obra más archiconocida, Fanhunter. Es Cels Piñol. En ella intenta de una forma exagerada, demostrar como los conocimientos adquiridos en cualquier expresión cultural pueden tener utilidad e impactar en nuestra vida. En el cómic de manera cómica intenta reflejar como millones de partidas de rol en vivo, millones de partidas al Age of Empires, miles de reproducciones de cine bélico y trillones de viñetas de los X-Men pueden salvarte la vida.










Después de este comentario fan tan largo me preocupa el artículo de El País en el que tacha a los juegos de Rol y videojuegos como única canalización de las frustraciones de los jovenes marginados, en relación del joven que asesinó a 15 personas y luego se quitó la vida, aquí en Alemania. Me preocupa sobre manera este artículo, porque indudablemente este señor con un ratio de información y conocimiento del tema seguramente excaso, criminaliza (como ya lo han hecho tantos otros) a un tipo de expresiones subculturales y de ocio que por desgracia deben vivir con esa tara. Ciertamente el autor acusa también la libre comercialización de armas, pero atacando a los otros dominios existentes, seguramente sin pretenderlo, también cae en la posibilidad de que se critiquen expresiones culturales bien vistas. Ya que por ejemplo cualquier película de cine bélico es tan criminalizadora a pesar de estar bien vista (por ejemplo "Lo que el viento se llevo", que muestra a una niña rica exclavista y consentida, ganó 8 Oscars, sin contar la apología de la guerra que se hace en ella), o libros como "Crimen y Castigo" nos mete en la encrucijada de hasta que punto no es bueno matar a una persona, o "El Perfume" es un libro detallista hasta el extremo, casi diriamos regodeandose, en la asquerosidad y lo deleznable tanto de lo material como de lo humano.
Por ello, deberiamos pensar primero porque algunos de estos jovenes (con gran pasión por las armas, normalmente heredada de sus progenitores) deciden tomar esa decisión de ser representantes de la muerte, en vez de seguir castrando nuestra imaginación. Por lo general, estos sujetos son de clase media sin necesidades materiales reales, pero si emocionales. Y aún así seguimos queriendo que el mundo sea más impersonal.