sábado, 14 de marzo de 2009

Lo que le debo a la subcultura

Primero un regalo de algo que me pasó Maria José:

El otro día hablaba con Maria José de la "cultura". Seguro que recuerdas la conversación, es de esas que te hacen descubrir cosas sobre ti mismo que ni sabías. Pero volviendo a casa seguí dandole vueltas a algunos de los términos de la conversación. Empecé a pensar que según mi propia definición cualquier expresión de una realidad podría significar cultura. Ya fuera un cuadro expuesto en el museo del Prado como un Graffiti pintado en Grán Capitán, tanto un libro de tapa dura como una novela gráfica sobre la paranoia y el conspiracionismo.
Me senté a pensar en como ahora que surge el medio que más ha ayudado a la difusión de la cultura (Internet), se le criminaliza. Hace poco salió un estudio de que a pesar de todo la gente sigue comprando CDs, DVDs, Libros, etc. Sigue yendo a conciertos y los días del espectador sigue habiendo espectadores. Porque es cierto que Internet ha ampliado nuestros horizontes, y por supuesto que ha golpeado a las multinacionales, pero también nos ha hecho mucho más selectivos. El fan, el freak, el melómano, el cinéfilo, el lector, etc. es constante y sabe reconocer el trabajo bien hecho (no como algunos que se hacen reyes del pollo frito y quieren vivir de eso toda la vida). Cuando vemos algo que es excelente lo reconocemos y nos gusta recompensarlo, así compramos ediciones originales de DVDs que ya tenemos en nuestro disco duro, libros que podemos encontrar en formato e-book, discos que queremos poseer como originales, o como yo hace poco, compras cómics en ediciones especiales en tapa dura.
Fuera de lo económico me dí cuenta lo que seguramente perderiamos a medio plazo si siguen castrando esa fuente de cultura. Perderiamos la posibilidad de encontrarnos en un futuro con una generación de creativos que han bebido de más fuentes de las que ninguna generación anterior tuvo la posibilidad de tener. Nos congraciamos de grandes escritores (Asimov, Dick, Süskind, Joyce), Cineastas (Welles, Hitchcock, Coppola, Lynch), Actores y Actrices (Newman, Brando, Hepburn, Streep), Músicos (Mercury, Hendrix, Fitzgerald, King) y un largo etc en millones de campos. Pero imaginaros los subsiguientes creadores que podrían encontrar obras de todos los antes mencionados. Sería increible.
Con todas estas referencias en mi cabeza, surgió un concepto que uno de mis autores favoritos (en el mundo del cómic) quiere reflejar en su obra más archiconocida, Fanhunter. Es Cels Piñol. En ella intenta de una forma exagerada, demostrar como los conocimientos adquiridos en cualquier expresión cultural pueden tener utilidad e impactar en nuestra vida. En el cómic de manera cómica intenta reflejar como millones de partidas de rol en vivo, millones de partidas al Age of Empires, miles de reproducciones de cine bélico y trillones de viñetas de los X-Men pueden salvarte la vida.

Desde luego es un ejemplo exagerado, pero si es cierto que le debo bastante a las expresiones subculturales. Me dí cuenta de que Lobezno no me ha enseñado como finiquitar a un Centinela, pero si me ha enseñado que lo que está bien, está bien y todo lo demás es pura burocracia.
Que John McClane no me ha enseñado como limpiar el edificio Nakatomi de terroristas centro-europeos, pero me enseñó que a veces hay que apretar los dientes, limpiarse las heridas y seguir adelante porque tu eres el único que puede hacerlo.
Que James J. Braddock (El Bulldog de Wergen) no me dijo como dar un buen Jab de izquierda, pero si me mostró que no puedes ser derribado cuando hay gente que depende de tí.
Que Phillip K. Dick no me instruyó para escribir correctamente, pero me mostró que debajo de toda sociedad puede haber otra realidad más tenebrosa y oculta.
Que Vassili Zaitsev aún no me ha dejado coger su rifle, pero me enseñó como la tranquilidad en momentos de tensión es vital.
Que Harry Feversham no me ilustró sobre el uso de la bayoneta, pero si sobre lo que significa el honor.
Que V no me llevó a la Galería de las Sombras, pero me anotó que los ideales son a prueba de balas.
Que Beethoven no me tuvo como alumno de piano, pero si fue un ejemplo de superación.
Que Bourne no me dio clases de camuflaje, pero me mostró lo importante que es controlar toda situación.
Que Miguel Hernández no me dió el secreto de su sensibilidad, pero fue el primero en decirme que todos podemos llegar a donde queramos.
Después de este comentario fan tan largo me preocupa el artículo de El País en el que tacha a los juegos de Rol y videojuegos como única canalización de las frustraciones de los jovenes marginados, en relación del joven que asesinó a 15 personas y luego se quitó la vida, aquí en Alemania. Me preocupa sobre manera este artículo, porque indudablemente este señor con un ratio de información y conocimiento del tema seguramente excaso, criminaliza (como ya lo han hecho tantos otros) a un tipo de expresiones subculturales y de ocio que por desgracia deben vivir con esa tara. Ciertamente el autor acusa también la libre comercialización de armas, pero atacando a los otros dominios existentes, seguramente sin pretenderlo, también cae en la posibilidad de que se critiquen expresiones culturales bien vistas. Ya que por ejemplo cualquier película de cine bélico es tan criminalizadora a pesar de estar bien vista (por ejemplo "Lo que el viento se llevo", que muestra a una niña rica exclavista y consentida, ganó 8 Oscars, sin contar la apología de la guerra que se hace en ella), o libros como "Crimen y Castigo" nos mete en la encrucijada de hasta que punto no es bueno matar a una persona, o "El Perfume" es un libro detallista hasta el extremo, casi diriamos regodeandose, en la asquerosidad y lo deleznable tanto de lo material como de lo humano.
Por ello, deberiamos pensar primero porque algunos de estos jovenes (con gran pasión por las armas, normalmente heredada de sus progenitores) deciden tomar esa decisión de ser representantes de la muerte, en vez de seguir castrando nuestra imaginación. Por lo general, estos sujetos son de clase media sin necesidades materiales reales, pero si emocionales. Y aún así seguimos queriendo que el mundo sea más impersonal.