domingo, 13 de abril de 2014

Palabras eclipsadas

El viento hace balancearse a la hierba que crece en el parque. La brisa, inmutable en su camino e intransigente en sus decisiones, se agradece en este soleado día a principios de Mayo. Las flores empiezan a mostrar sus bellos colores en todo su esplendor y el Sol ofrece su cálido abrazo a todo el que lo quiere recibir.
En uno de los bancos, un joven con gorra otea el horizonte con mirada ansiosa e impaciente. Cruza una pierna sobre la otra y se plantea que quizá debería haber elegido unos pantalones cortos y una camiseta clara, y no los vaqueros y la camiseta negra descolorida a base de tantos lavados que lleva puestos en estos momentos, pues el sol está comenzando a tostarle, cosa que empeoraría si no fuese por aquella brisa matutina.
Y es con una de las ráfagas de aquella brisa primaveral con la que aparece el interlocutor que el joven estaba esperando y que se anuncia con un simple "Ey". El joven de la gorra entorna los ojos para divisar la figura de su amigo que a contraluz es difícilmente definible. El otro hombre es quizá ligeramente más mayor que el joven de la gorra y luce una descuidada barba a través de la que se puede vislumbrar una tímida sonrisa, quizá algo avergonzada por haber hecho esperar a su amigo.
-Disculpa, pero ya sabes como va esto, con que haya un pequeño atasco de camino luego ya no lo puedes recuperar.
-Si bueno, y tu que siempre vienes con la hora pegada al culo -Responde el joven de la gorra en tono jocoso.
-Buah!, ¿qué más quisiera yo que poder venir más a menudo? Pero sabes que al final solo tengo oportunidad de venir por aquí una o dos veces al año -Espeta el joven de la barba mientras mesa su cabello rubio.
-Ya, ya lo se -Dice con cierto tono apesadumbrado mientras en sus labios se dibuja su clásica sonrisa de medio lado al tiempo que mira la camiseta de su interlocutor y continua- ¿Una camiseta del disco Americana de OffSpring? A ver, entiéndeme, como gusto es irreprochable, pero tiene ya unos cuantos años, ¿lo sabes, verdad?
-Si, si, pero como tú has dicho es un disco genial y además siempre puedo decir que es que soy retro.
Ambos ríen como no han podido hacerlo en años y por un instante sienten esa conexión que siempre tuvieron, ese calor que hace años les arrebataron de dentro, y que se puede ver en las miradas sinceras de cada uno de los dos, tras lo cual se sientan en el banco a disfrutar de ese día de reencuentro.
-Toma, te he traído una cervecita especial de las que a ti te gustan, que estoy seguro que hace mucho que no has podido catar ninguna -Dice el joven de la gorra mientras le ofrece el brebaje a su compañero.
-Oh dios, esto si que te alegra el día y no verte el careto a ti jajaja. Bueno, cuéntame, ¿qué tal todo por aquí? ¿Cómo te trata la vida?
-Bien, bien, no me quejo, tirando para adelante y construyéndome la vida, que es lo más gratificante al fin y al cabo. Ya sabes, cuando empiezas a verte autosuficiente es una sensación genial. ¿Y tu qué tal? ¿Como va todo por allí? ¿Te sigues matando a currar?
-Hombre, pues si, si no fuese por todas esas horas extras no podría estar ahora mismo aquí. Pero bueno, lo cierto es que es durillo, se echa mucho de menos a la familia, no te tengo por allí para echarnos unas birras y unas risas de vez en cuando y me gustaría poder pasar más tiempo con mi hermana, que hace bastante que no la veo.
-No te preocupes, está bastante bien, un poco atontada y atolondrada, pero ya la conoces. De todas formas no te preocupes, le irá bien, si hay una cosa que se le da bien es hincar codos -Responde el joven de la gorra gesticulando de forma cómica, pero se serena al ver la mirada ausente de su amigo y agrega- Siempre te pudo ese sentimiento de hermano mayor jejeje.
-Si, pero casi te lo delegué a ti.
-Bah, pero no te rayes, tu te tuviste que ir y yo no tenía problema en echarle un ojo de vez en cuando -A lo que el joven de la barba asiente y sonríe, recordando porque echa de menos tanto ese tipo de amistades que no son tan fáciles de encontrar y que en algunos casos como este, solo se entienden desde la convivencia mutua desde que ambos tienen memoria.
Prosigue el día y prosiguen los chascarrillos y anécdotas entre uno y otro. Van compartiendo todo aquello que tenían que contarse y que en el largo plazo que han estado sin verse no han podido hacer. Se ríen bien a gusto mientras pasean por la ciudad, comen en un restaurante y apuran un café en la terraza de un bar. Las risas se hacen tan sonoras que ninguno de los dos puede evitar que se le salten las lágrimas en mas de una ocasión, pero como el día, que se va despidiendo mientras el sol se va escondiendo, aquel encuentro también va llegando a su fin cuando los dos amigos vuelven al parque para despedirse.
-Bueno, ¿cuándo voy a volver a verte? -Pregunta el joven de la gorra.
-Pues espero que el año que viene por estas mismas fechas. ¿Te viene bien?
-Sabes que yo encantado, casi me lo tomo como un regalo de cumpleaños adelantado jejeje.-Con lo que vuelven a reir y tras lo cual se hace un silencio que acaban llenando con un abrazo- Se te va a echar de menos tío.
-A ti también -Responde el joven de la barba mientras palmea la espalda de ese gran amigo al que no podrá ver en algún tiempo- Por cierto, sigue así, te lo estás currando y todo esto no te sienta nada mal. Ya sabes, aprovéchalo de todas las formas que puedas y tomate unas cuantas a mi salud.
-Descuida que lo haré, sabes que siempre sigo tus buenos consejos -La risa se vuelve a desatar y se separan finalmente para dirigirse cada uno en una dirección contraria, pero el joven de la gorra se vuelve al instante y no puede evitar preguntar.
-Por cierto, ¿quieres que les diga algo a tu hermana o a tus padres?
-No, no te preocupes, ya iré yo a visitarlos pronto.
El joven de la gorra asiente y se despiden con la mano una vez más, se dan la vuelta y comienzan a caminar con esa sonrisa en la cara, ese calor que proporciona la verdadera amistad en el interior y esas palabras en la punta de la lengua que dicen "Hasta el año que viene" y que se han quedado eclipsadas.


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