domingo, 4 de mayo de 2014

Tributo a la fortaleza

Lo que no te mata te hace más fuerte y como un mantra lo repetirán mientras comprueban que es mas cierto de lo que a nadie en su sano juicio le gustaría reconocer. Los terremotos vendrán, esos que harán temblar el mundo pero todos los objetos de las estanterías permanecerán inmutables, debacles se presentarán en las puertas de sus casas, pero nadie más parecerá percibirlas, donde las corazas harán aflorar sus debilidades a través de pequeñas aberturas por donde la tragedia se colará sin ninguna indulgencia y hambre asesina para devorar todo a salvajes dentelladas.
Pero todo aquello les hará mas fuertes, y a través de los años recordarán esos terremotos para volver a levantarse, para ponerse en pie una y otra vez y añorar lo que aquel suceso natural hubiese cambiado. Donde la piel saboreará el abrasador recuerdo que a tinta indeleble ha quedado marcado en su interior y las cicatrices del tiempo serán homenajes a los pasos dados y a las batallas disputadas, no a las ganadas, porque no hay ganadores en ninguna batalla.
Y cada Mayo la primavera les volverá a abrazar, las flores a sonreírles y el sol a calentarles, para recordar que la vida continua y es imparable, y que por supuesto, tiene más fuerza que cualquier cosa que puedan imaginarse. Solo entonces, al filo de un risco, observando como se pone el sol en el horizonte tintando el cielo de rojo, se atreverán a pronunciar unas palabras de añoranza. Será en ese momento, cuanto extrañen aquello que se ha ido, cuando de hecho estarán más cerca de lo extraviado.

Pero serán más fuertes, tanto que duela; aún a pesar de que un hombre haya crecido desde entonces. El niño se secará las lagrimas y gritará al cielo con voz adulta para que sus ojos inocentes desaparezcan y a partir de ahí escrute el mundo con mirada de hombre, decidida a demostrar que no ha muerto, que se ha hecho más fuerte. 



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