sábado, 29 de noviembre de 2008

En un arcén berlinés

Hoy, o mejor dicho la semana pasada, nuestro arcén se trasladó a Berlin. ¿Que puedo decir de esta ciudad la cual en gran medida se ha quedado una parte de mi? No ha sido por su historia, ni por su gente, ni por lo que significa, ni por lo que quiere llegar a ser, ni por lo que alli puedes ver, es por todo y nada de lo anterior.
Berlin te abraza con delicadeza, con amistad y con cariño. Te muestra todo aquello que quisiste saber y sacia tus ansias de conocimiento mostrandote en cada esquina un nuevo lienzo, un nuevo punto de vista. Vuelves de ella y te sientes un poco vació, un poco lleno, un poco triste, un poco alegre y un poco mas sabio.
Llegué a la Estación Central de Berlin a las 8 menos cuarto y desde alli llame a nuestra querida Estrella que llevaba desde la mañana recorriendo las calles de Berlín. Después de comprender que la estación de Berlin era más grande de lo que yo recordaba, conseguí reencontrarme con la "señorita Baringo" en el McDonald como punto de encuentro.Allí estuvimos mientras yo me comía unas patatas fritas. Fue entonces cuando al ir a recoger las cosas de Estrella me llego la llamada de Sebas diciendome que él y Maria José acababan de llegar a la estación. Los conminé a encontrarnos todos juntos y 10 min después, tras 5 de ellos de lógicas presentaciones nos encaminamos al Hostal que teniamos reservado Estrella y yo con la esperanza de que hubiese sitio para Sebas y Maria José.
Mención aparte merece el Hostal, Generator que así se llamaba era tremendamente barato, a la vez que proporcionaba un servicio bastante bueno, incluyendo en él el desayuno gratis. Todo ello solo por 9 euros la noche. Para toda aquella visita esporádica desde luego no es una mala opción, ya que ademas estaba al lado de una boca de metro o S-Bahn en este caso.
Tras asentarnos quedamos con Lidia (si si la amiga de Maria José) porque según comentaba, había una fiesta en el metro ("Una fiesta en el metro?" "Si, si es por el metro y van cambiando" "Una fiesta en el metro?" "Que si, coño que si"). En fín que allí fuimos y el espectáculo fue cuanto menos ...¿curioso? Para empezar, aquello era una colonia hispano-italiana (como siempre), que nos llevó adentro de un tren y allí hacinados comenzamos a cantar los típicos cantos de guerra ("Alcohol, alcohol..." y ese escueto etcetera). Tras varias paradas la policia dijo "Bueno ya está bien no?" Así que paró los trenes en Ostkreuz y allí seguimos un buen rato, en el cual hicimos amistad con otros españoles , que nos llevaron más tarde de fiesta a un sitio llamado "Roxis" (o algo asi). El sitio a mi juicio no era otra cosa que una pequeña casa abandonada que se había adaptado (mejor o peor) a una pequeña discoteca, aunque todo hay que decirlo, no se le puede dar ninguna crítica a la selección musical que allí se pinchaba y a la ambientación que mostraba. En fin un sitio superchulo.
Al día siguiente yo ya no tenía voz, y me tiré la mitad del día como Bob el Silencioso. Desayunamos unos actimel, cereales y algo más y salimos en busca de la ciudad para como infantes descubrir la verdad de lo que nos rodea. Fuimos a un supuesto barrio más "alternativo" y la verdad tampoco nos decepciono, especialmente las tiendas de ropa de segunda mano que como podeis ver, hicieron nuestras delicias. Después de tomar un cafe y jugar unas partidas de cartas en un lugar que hacía un capuccino bastante aceptable. Nos fuimos en busca de la casa okupa más grande de Berlin.Tal y como llegamos pudimos comprobar que aquello eran más bien un conjunto de galerias artísticas de los okupas allí residentes. Hay varias cosas que decir de aquel lugar, pero un teclado no es suficiente mensajero para todo lo allí comunicable. Solo diré que nos tomamos unas cervezas y descansamos en el bar interior que allí se encontraba.Poco después salimos de alli, cenamos algo y nos encaminamos al barrio turco, que como ya podreis imaginar esta lleno de vida y se pueden masticar distintos ambientes y corrientes (Algún dia dejaré que Estrella o Maria José os comenten como era la discoteca gay que visitaron). En fin, nos tomamos algo más en un bareto con buena música y allí se produjo el regalo que Berlin nos había preparado con tanto cariño. Empezó a nevar, y como decía la frase de alguién de quien no recuerdo el nombre "La nieve nos deja a todos al mismo nivel". Así que recordamos nuestras ansias de juego maduradamente aniquiladas, nos pusimos los guantes y comenzamos una guerra de bolas de nieve, algo que solo cuando lo vives, comprendes la fascinación sureña por la nieve.
Tras un rato más deambulando yo me volví ya sin remedio debido a mi maltratada garganta y a mi empeorado estado al hostal y los otros 3 sujetos se fueron de fiesta (historia que solo ellos podrian comentar).
Ya en Domingo, se dieron nuestros ultimos pasos por el momento en el firme berlines. Así que inevitablemente fuimos a ver el muro. Este te hace pensar, te hace meditar, te hace recordar crimenes pasados, errores pasados y mirando una estrella de 6 puntas puedes ver errores futuros. Es como sentir que la ignorancia humana no tuvo ni tendrá solución mientras sigamos mirando al de enfrente como extraño y no como un "nosotros" solo 10 metros mas allá.Tras todas estas cabilaciones nos dirigimos al monumento a los judios muertos en el holocausto. No se como describirlo, y por ello dejo la frase que dijo Estrella, que valga la retorica es muy correcta: "Yo creo que no es un monumento bonito, es más bien un monumento muy acertado" (No sé si es exactamente así lo que dijo, si no lo es Trelli dimelo y lo cambio jejeje). El monumento es una cuadricula donde se elevan monolitos lisos de distintas alturas formando pasillos y que no alteran excesivamente su altura con relación a la calle. Pero hacía el centro del monumento el suelo desciende por momentos, dando ahí la puntilla al visitante, la sensación es agobiante, asfixiante, coartada mientras ves como los monolitos se van "elevando" a tu alrededor. Creo que poco más hay que comentar de ese lugar, solo diré que es muy recomendable de visitar.
Con la hora ya justa volvimos a la estación central donde despedimos a Estrella que marchaba 15 min. antes que nosotros, y con el deber y las ganas de volver algún día nos marchamos a casa.
Ya como último dato os pongo los videos con los que siempre os podeis reir de nosotros:







1 comentario:

Anónimo dijo...

Gran viaje el de Berlin. Y gran crónica la tuya.

Maria (José?)

PD: Sebas, todavía tengo nieve en la boca de esa bola de nieve del último video.