lunes, 12 de enero de 2009

Cuando la valentía era una virtud

Muchos que me conoceis, seguramente os haya extrañado que no haya hecho referencia en este tiempo al genocidio palestino a manos del ejercito israelí. No hay escusas. Podría decir que ha sido a causa de los examenes que me han tenido atareado, o que estando lejos de casa no lo he vivido con tanta intensidad. Tal vez simplemente me he hecho un niño aburguesado sin redaños ni empatía para protestar, sin entrañas para ser desgarradas viendo como otros similares a mi son asesinados y exterminados a sangre fría por la única razón de existir, sin suficiente memoria para recordar que durante un tiempo una estrella de seis puntas era perseguida tal y como ahora insufla odio. Si tuviese que dar una razón convincente de mi silencio sería que le tengo demasiado respeto a mi propia rabia, esa que me ha dado fuerzas en momentos de flaqueza, esa que me ha hundido en momentos abatimiento, la que me ha hecho gritar, apretar los puños hasta hacerme marcas e inyectar mis ojos en sangre cuando la situación así lo disponía. Este es el caso.
Como no serlo cuando ves que una fuerza tremendamente superior ataca sin discrección, dictando su propia ley, al amparo de la inmovilidad internacional, con el único objetivo de erradicar a un enemigo que apenas puede calificarse como tal, por una supuesto derecho sobre la tierra que a ojos del mundo debería de tener la misma validez que decir que me sente en aquella silla el mes pasado y por tando es mía. Que siendo un pueblo que ha sufrido durante toda su historia la marginación, persecución y asesinato, devuelva con la misma moneda con cara de indiferencia, porte de aristocrata engreido y se eche las manos a la cabeza cuando se recuerda el holocausto.
Que diría la opinión internacional si la situación fuera al reves. ¿Cuanto han tardado en amenazar Iran, Korea, Libano, etc? Pero por desgracia en este sistema, que no mundo, podrido desde sus cimientos el dinero es lo que cuenta y no las vidas humanas. Da igual que otros seres humanos sufran cogiendo en sus manos el cuerpo inerte de sus seres queridos, pues el unico objeto inerte que nos interesa es el dinero, y si la mayor parte de los bancos estadounidenses pertenecen a los bolsillos de empresarios judios, entonces todos bailaremos una macabra danza al son que dicten ellos hasta que nos sangren los pies. Mientras que en otro rincón del mundo habrá seres humanos que tendrán un regusto a sangre en el paladar por el resto de sus dias y las manos, dedos y uñas destrozadas y ensangrentadas en barro de intentar eliminar la porción de tierra que les separan de sus seres queridos. No hay lógica para todo esto, no hay siquiera una explicación. Solo hay cobardía, injusticia y rabia, sobretodo la calida e inconfundible rabia.
"Quiero escarbar la tierra con los dientes,
quiero apartar la tierra parte a parte
a dentelladas secas y calientes."
(Extracto de Elegía a Ramón Sijé, Miguel Hernández)

Por todo ello y viendo que la valentia se extingue poco a poco del mundo, quiero dejar muestra de que hubo valentía y coraje en este futuro erial al que llamamos Tierra. Es una chica palestina frente a un soldado israelí, solo defendiendo lo que quiere.



Y alguna otra impresión de algún artista más, ¿es esta vez humor?
Ya si por último una reflexión de José Antonio Perez para la columna de Público:
http://blogs.publico.es/malpensando/?p=9

3 comentarios:

Anónimo dijo...

Lo que hace la chica es impresionante pero... el video está montado??? hay varias cámaras o es imaginación mia?

Maria Jose

litospk dijo...

La grabación pertenece a la televisión koreana y hay dos camaras, una grabando las protestas de la carretera y otra que es la que graba el suceso de la chica y el soldado, que al parecer dura largo rato, y por ello las explosiones que se dan al principio del video se ven al final en la parte de la chica

Sebastián Ruiz dijo...

Grande el comentario, hermano....No salgo del asombro. Mientras podamos no tenemos que parar de protestar.
Israel se enfrenta a la perspectiva de una intervención de los tribunales internacionales entre clamores cada vez mayores denunciando que sus actos en Gaza constituyen una violación del derecho penal y humanitario internacional.