viernes, 23 de enero de 2009

Historia Interactiva (8)

Aunque parezca increible, solo me ha costado escribirlo dos horas. Supongo que estoy un poco en racha y quería desquitarme por estos días estudiando. En fin, aquí teneis octava entrega en la cual se despeja casi definitivamente que está ocurriendo. Espero que os guste y la disfruteis. No estoy muy contento de como está traido todo a colación, pero bueno ya me direis como lo veis. Un saludo, que todo os vaya bien y bis bald. por cierto la foto es del último Halloween, y aunque parezca que no voy disfrazado, si que lo estoy. Para mas señas diré que soy John Constantine, de la serie Hellblazer (¿cuela?)


8ª Parte:
Llevaba ya bastante rato despierto, pero se resistía a la idea de ponerse en marcha. Además, Iker había entrado en la ducha hacía no mucho, así que tardaría aún en salir. Mientras tanto se dedicaría a aprovechar esos últimos minutos en su cama ¿Cómo podía siquiera plantearse dejar el calor de sus sábanas? Él lo sabía bien. Había que hacer lo que había que hacer. Pero al menos nadie podría arrebatarle esos preciados minutos. Puso el brazo derecho sobre su cara para atenuar la luz que pudiera incidir sobre sus párpados y deseó poder quedarse en esa posición el resto del día, ignorando los dolores que pudiera provocarle estar así colocado y el cansancio relativo a la inmovilidad. La ducha había dejado de oírse durante un lapso de tiempo, así que supuso que Iker estaría enjabonándose y pasaría a enjuagarse en cualquier momento, con lo que ya le tocaría su turno. Resoplando y bostezando se levantó hasta sentarse al borde de la cama, de desperezó e intentó activar sus músculos estirándose un poco. Posó su mano derecha sobre su omoplato izquierdo y con las yemas de los dedos acarició lentamente dos tersas cicatrices circulares del tamaño de un botón. Maldito frío de Toronto. Desde que llegaron allí le había estado doliendo el hombro izquierdo, solo esperaba que el dolor desapareciese una vez de vuelta en la estación. Pero por ahora, aunque había disminuido, el dolor persistía en la misma zona.
Lentamente Shane se levantó de la cama y se dirigió con mantenida somnolencia a la puerta del lavabo que compartían Iker y él.
-Iker, ¿te queda mucho?
-Un par de minutos y estoy fuera -Se oyó desde el interior del baño.
Shane invirtió esos minutos en seleccionar la ropa para ese día. Hoy les tocaba hacer sesión instructiva en el exterior, así que se decidió a mirar el termostato y observó que había previsión de trece grados. Era perfecto, solo necesitaría una sudadera. Fue al armario escogió la cazadora de correas negra y el pantalón de montaña mas cómodo que pudo encontrar. Con todo en la mano, echó un vistazo a la habitación y se percató de que debían limpiar todo ese desorden algún día. En ese momento la puerta del baño se abrió y del interior salió Iker.
-Buenos días ¡Dios Santo! Que bien sienta esto a primera hora ¿Cómo andas?
-Bien, aunque me sigue molestando el hombro.
-Bueno dale un poco de tiempo a tu cuerpo.
Shane se metió en la ducha, abrió el agua caliente y apoyó las palmas de sus manos en la pared dejando que el agua cayera sobre su hombro dolorido. El agua resbalaba por su cara hasta precipitarse por su nariz y barbilla. Realmente Iker tenía razón, aquello era realmente una cura milagrosa para las mañanas. Le gustaba ese momento, tan íntimo, tan privado, tan en calma. Le permitía pensar con claridad, sin agobios, y por lo general era una forma de conseguir buenos juicios. Esa mañana pensaba en la sesión que iba a tener lugar en aproximadamente una hora y sobretodo en aquella novata, Samantha Lars, ¿sería realmente una buena apuesta? ¿Se abría equivocado Hank al recomendarla? No, no lo creía aquello era muy improbable. Hank era detallista, preciso y después de todo lo vivido podía jugarse su vida en una decisión de Hank sin temer por ella. Hoy Samantha debería demostrar si estaban equivocados con ella. Hoy deberían explicarles a todos realmente de que iba toda aquella historia, aunque no se aventuraba tarea fácil. Él ya llevaba 4 años allí y aún no conseguía entender como seguía allí. Bueno, en realidad si lo sabía. Pero explicárselo a alguien nuevo puede resultar una locura, sobretodo si esa persona no ha recibido entrenamiento previo y su selección responde más a la corazonada de un veterano que a la experiencia real en el combate. Pero Hank tenía razón, al fin y al cabo cuando él entró se encontraba en la misma situación que se encuentra Sam ahora ¡Pero diablos, había un detalle diferenciador abismal entre ellos dos! Él no tenía ya nada en el mundo salvo Hank.
Quince minutos más tarde salió ya vestido del baño, depositó la ropa sucia en el túnel de servicio y junto a Iker se dirigió al comedor donde la mayoría de la gente se encontraba desayunando ya. En el camino saludó a Terry, Mirna y Laura, la cual ya recibía los buenos días de Iker con un beso que este depositaba en los labios de la argentina. Shane continuó unos pocos metros más hasta donde se encontraba desayunando Hank. Como siempre, había pedido desayuno británico. Ese era el mayor defecto y la mayor virtud de los británicos, sus tradiciones y costumbres las seguían a pies juntillas.
-Buenos días chico
-Buenos días Hank ¿Qué tal está el desayuno hoy?
-¡Bah! Quieren matarnos con esta bazofia generada. Si tuviéramos un cocinero inglés...
-"...sabríamos lo que es de verdad un desayuno británico". Jeje -Dijo Shane con tono burlón.
-No juegues con tu suerte cachorro ¿Uno te enseña todo y se lo pagas así? -Respondió Hank elevando una ceja y con semblante serio. Aunque Shane no se preocupaba, ya que aquella era la forma que tenía Hank de mostrar su sentido del humor.
-De acuerdo, de acuerdo. Aunque sigo dándole vueltas al tema de la incorporación de la nueva -Comentó Shane con el rostro mucho más serio.
-Chico, entiendo tus dudas y si yo fuera tú, también dudaría de mi consejo. Un viejo como yo es probable que se equivoque. Pero estoy tan jodidamente seguro de mi elección que te apuesto un verdadero desayuno británico -Shane sabía que no bromeaba, lo cual le tranquilizaba. Si Hank estaba seguro, había poco que discutir- Ella es realmente buena. Sus habilidades innatas la hacen la persona ideal para completar tu grupo. No había visto nadie con ese temple desde que te vi en aquel campeonato en Kent.
-Ok, gracias Hank. Voy a desayunar algo.
-Pues no pidas la misma farsa que pedí yo.
Shane se acercó a la zona donde reposaban las tarrinas para el generador y se dedico a leer lo que ponía en las tapas de cada uno de los envases. "Huevos con Bacón", "Tostadas", "Tortitas", "Huevos Revueltos", etc. se iban sucediendo entre todas las pequeñas tarrinas mostradas. Shane se inclinó un poco para coger una de "Huevos con Bacón" y otra en la que ponía "Pudín de Vainilla", cuando de repente una mano le tocó en el hombro. Shane se dio la vuelta y vió que se trataba de Sam.
-Disculpa, ¿puedes enseñarme como funcionan las tarrinas estas? -Preguntó con gesto indeciso
-Si, claro -Shane cogió su tarrina y caminó hasta un artefacto que había a la izquierda. Sujetó la tarrina entre los dedos y le dijo a Sam- Primero, metes la tarrina aquí, quitándole antes la tapa. Presionas este botón verde y ya está hecho. En unos segundos tienes lo que has pedido en esta parte de aquí donde las bandejas -Comentó Shane mientras recogía su desayuno recién generado- Pero, ¿es que ayer no desayunaste?
-Si, si que desayuné, pero como estaba algo perdida, Terry se ofreció a traerme lo que quisiera. Así que simplemente me senté y esperé a que me lo trajera. Pero claro, hoy quería agradecerle el favor y en el último momento me he dado cuenta de que no tenía ni idea de donde sacabais el desayuno. Nunca había visto un Generador antes. Es demasiado nuevo. Sé que lo tienen los grandes hoteles y esas cosas. Pero mi economía no se puede permitir uno de esos ni de lejos.
-Bueno, ya sabes, esto siempre desciende de coste en un par de años. Seguramente para 2049 casi todo el mundo pueda permitírselo -Respondió Shane con voz lejana.
-En fin, muchas gracias.
-No hay de qué -Tras lo que Shane se llevó sus cosas a la mesa en la que se encontraban Laura e Iker.


******************************************
El desayuno le había sentado realmente bien. Ahora se encontraba con fuerzas para todo el día. Le hizo un gesto a Iker y este lo entendió perfectamente. Se levantaron, se despidieron de Laura y fueron al campo de instrucción número tres. Allí ya les esperaba Henry. Shane no había hablado con Henry desde su encuentro dialéctico en Toronto, pero sabía que no había nada que temer, ya que Henry era una persona consecuente y que se limitaba a hacer su trabajo lo mejor que podía.
-Buenos días -Saludó Henry
-Buenos días -Respondieron los dos casi al unísono- ¿Está todo?
-Ahí lo tienes -Dijo Henry al tiempo que señalaba un arsenal que se encontraba colocado en un armero.
Shane procedió a inspeccionar cada arma milímetro a milímetro, mientras Iker conversaba con Henry y cargaba con un gran saco marrón. Henry era australiano, pero parecía un oficial británico de las colonias de la India del siglo XIX. Debía rondar los cuarenta y cinco. Era alto, aunque muy delgado, así que la primera imagen que te venía a la cabeza era un Spaghetti. Tenía el pelo corto, castaño, peinado con la raya a un lado y poseía un cuidado bigote.
A los pocos minutos sonó por megafonía el aviso de que todo el mundo debía dirigirse al campo de instrucción número tres. Así que unos minutos más tarde todos los implicados se presentaba ante Shane, Iker y Henry. El campo número tres era una larga explanada entre las angostas paredes en pura roca que se dibujaban en aquel cañón natural. La salida al exterior se hacía por medio de una boca que comunicaba con las entrañas del complejo e iba a dar a un pequeño soportal de madera, a partir del cual comenzaba la explanada.
Eran cerca de diez los cadetes involucrados. Todos esperaron con paciencia hasta que Shane les habló.
-Primero, mi nombre es Shane. Muchos ya sabéis porque estáis aquí, para los que no, habéis sido elegidos para formar parte de un cuerpo encubierto de actuación -Un murmullo general se propago- esta es una forma delicada de decir que somos un grupo de combate en la sombra. No existimos, no hay registros de nosotros y ello nos permite actuar con mayor libertad -El murmullo creció mucho mas- Silencio por favor. Nuestros objetivos no son otros que actuar contra medios de poder corrupto, ilegítimo o ilegal, sean quienes sean. No representamos a ningún país, actuamos en las sombras y somos el eslabón ejecutor de un compendio de estratos sociales que necesitan y precisan de nuestros servicios. Se que así presentado es un proyecto que realmente asusta. Que incluso nos hace preguntarnos por que queremos defender el bien de las cosas por medio de violencia. La verdad yo tampoco lo sé realmente, pero es cierto que alguien debe hacerlo. Nosotros no somos el ejemplo a seguir. Somos la gente que puede hacer posible que haya un ejemplo a seguir -El murmullo ahora se había ahogado, todos solo se hacían preguntas a si mismos- Con todo ello y porque creo que ya hemos perdido mucho tiempo es hora de empezar. Durante el tiempo que estéis aquí, bajo nuestra supervisión recibiréis entrenamiento de combate y táctico. Todos habéis sido elegidos porque tenéis una serie de habilidades que consideramos pueden ser de gran utilidad para nuestros fines. Algunos os imaginareis porqué, otros no -Exclamo mirando de reojo a Sam- Recibiréis instrucción en combate con o sin armas, medios tecnológicos, conducción y primeros auxilios, y esperamos que para cuando terminemos podamos funcionar como un grupo cohesionado. Hoy comenzaremos con la instrucción en el uso del arma corta. Sé que muchos habéis recibido entrenamiento y que creéis que sabéis disparar, pero realmente no sabéis, así que comenzaremos desde el principio.
-Pero yo ya sé disparar señor -Exclamó un recluta de piel color café y pelo rizado.
-¿Cómo te llamas?
-Anthony señor.
-Soy Shane, no señor, y sí es cierto que sabes disparar, te pediría que me lo mostraras.
-Cuando quiera señ.... Shane.
-Muy bien, dispara al siguiente objetivo que te lanzará Iker.
Anthony cogió un revolver del armero y espero a que Iker lanzase el objetivo. Iker metió la mano en el saco y lanzó al aire una pequeña mandarina. Anthony, disparó 3 balas pero ninguna consiguió acertar en la mandarina.
-Pero ese objetivo es demasiado pequeño para tanta distancia -Argumentó Anthony
-¿Ah sí? Anthony si no puedes acertarle a ese objetivo desde quince metros, no sabes disparar, y por tanto no eres útil.
Shane le hizo un gesto a Iker y este lanzó otra mandarina al aire. A gran velocidad, Shane saco su pistola, la amartilló, seguía la mandarina en su trayectoria por el aire, su dedo se tensa sobre el gatillo hasta accionar el percutor. El percutor en un instante golpea sobre el trasero de la bala. La mandarina sigue ascendiendo. La pólvora que se encuentra en el interior de la bala se comprime. La mandarina alcanza su punto álgido en la parábola. La pólvora se incendia. Una gran expansión de los gases circundantes se lleva a cabo debido a la explosión. La mandarina gira sobre si misma cuarenta y dos coma siete grados sobre su eje sagital. La bala es el único elemento móvil. La presión por la expansión vence la inmovilidad de la bala. La mandarina espera el momento justo. La boca del cañón despide la bala. Y por todo ello, en un instante, donde había una mandarina, ahora solo hay una explosión naranja.

No hay comentarios: